martes, 18 de mayo de 2010

¿Sera el destino?

Sé que esta carta llegara a manos de ese amor que nunca pude cumplir, de ese amor que siempre espere, busque y nunca llego. Sé que puede ser un pecado lo que me encuentro a punto de realizar, se que echaría mi vida por un barranco si hago esto,pero… …a quien le importa, me encontraba sola en el mundo, me encontraba vagando sin rumbo, ahora me pregunto, ¿valdrá la pena desertar? Veo mi mirada en el espejo del baño, en ella ya no encuentro nada, no hay esperanzas no hay deseos de vivir más, típico de mi, quiero cortar mis venas y, en mi reproductor de mp3 suena Hocico, típico de mi, tomo mi navaja y me pongo a llorar.-Entre lagrimas Helena araña su rostro con sus largas y afiladas uñas haciéndola sangrar, preguntándose porque no había encontrado al hombre para ella, después de tantos que pudo tener en sus manos, se abalanza por la casa tirando todo a su paso, gritando maldiciones con un cigarrillo en su boca. ¡Porque soy tan cobarde, no valgo más que un pedazo de papel a merced de un escritor irritado! -Bajo presión, ocasionada por si misma continua- En esta carta le pido al hombre que la encuentre, no me busques que ya te he esperado, que ya te he llorado y no habías llegado.-Mientras escribía la carta, chorreando sangre de su cara se da cuenta de que su cajetilla está vacía, sale a buscar otra, lo poco que le queda de su cigarrillo se le apaga por una repentina lluvia, protege su mp3 para seguir escuchando esa música tan estridente que la llena de éxtasis. Entrando la clientela de la farmacia y el cajero la observan con tristeza ya que su aspecto es denigrante ropa rota, mojada, cabello enmarañado, la cara aun sangrando, notándose más gracias a las gotas de lluvia, a salir tiene la vista baja, un muchacho que entra apresurado porque no desea mojar su elegante traje choca con Helena, la mira directamente a su par de ojos penetrantes que te hunden en un mar de preguntas sin respuesta, el queda anonadado por tan magníficos ojos color café claro, ella ni lo noto, simplemente lanzo una mirada de ira sobre él y se fue con temor a que fuera un oficial que se la pudiera llevar, porque es consciente de su mal estado físico y psicológico. Aun así el no puede dejar de pensar en esos segundos en que cruzo su mirada con la de ella, ni siquiera entra a la farmacia con tal de encontrarla, ya no teme que se le moje su traje solo teme no encontrarla, ella percibe la presencia de alguien voltea para cerciorarse, no encuentra a nadie, el joven se ha ocultado tras un carro al notar que ella voltearía, el observa el edificio por un segundo mientras ella entra, el edificio se encuentra deteriorado con mala apariencia, tras que ella cierra la puerta, el se escabulle, la alcanza a ver subir el ascensor, espera ver en que piso se detiene, mientras insiste presionando el botón del ascensor cuando sabe a qué piso fue ahora solo tiene que subir, pero que sucede, la fuerza que antes crecía dentro de él para poder hallarla se desvaneció y en su lugar un miedo por el rechazo predomina, da la media vuelta y sale por la puerta.- No supo de mi y nunca lo sabrá así ninguno de los dos sufrirá.- Dijo mientras la puerta se cerraba tras de él, arriba Helena entraba a su departamento a terminar de escribir. Termino estas líneas diciendo: NOS VEMOS, QUE MAL NO HABERTE CONOCIDO, QUE TENGAS LA FELIZ VIDA QUE YO NUNCA TUVE. Tú amada HELENA.- AL terminar de escribir, Helena arranca el papel, sale por las escaleras de emergencia y haciende a la azotea. Por la avenida camina el joven, como un angel Helena cae y se estrella contra el suelo, el muchacho asombrado con el corazón a punto de estallar por la impactante imagen de la joven que pudo salvar si hubiera perdido todo ese miedo que lo detenía, miro el papel empuñado en la mano de Helena, lo tomo se acerco a la acera para leerlo mejor, con cara de horror termina de leerlo, desde la acera mira a la chica, un dolor inexplicable lo invade. Entra al edificio sube por las escaleras al piso que miro donde ella había parado, observo a un lado, luego al otro, a la derecha donde el pasillo se prolongaba miro el bolso de la joven en la entrada de la ultima puerta, lentamente se acerco, la puerta estaba abierto, al otro lado del departamento la ventana que daba a la escalera de emergencia también estaba abierta, entro miro el escritorio donde Helena había escrito su carta suicida, acomodó el trozo de papel en un cuaderno que estaba sobre el escritorio donde encajaba perfectamente, acerco una silla y se sentó miro un par de documentos donde el nombre que se repetía era el de Helena, una sonrisa acompañada de amargura se pudo ver en su rostro. –Helena era el nombre de mi amada, helena... Dio la vuelta al cuaderno, tomo la pluma comenzando a escribir.

Escribo esta carta a quien la encuentre, para que sepan que fui tras mi amada, para que sepan que yo no perdía las esperanzas de encontrarla, ahora sin más que decir me despido, que no importa que tan lejos vallas amor mío iré tras de ti, a nuestro encuentro, porque es nuestro destino, en la vida o en la muerte siempre te encontrare. Tu amado Daniel.- Tras escribir en el cuaderno Daniel arranca la pagina toma las dos hojas con la mano izquierda las puso en su pecho las besa y salió por donde mismo supuso que Helena salió. Llega a la azotea miro el cielo nublado, con la lluvia cayendo en su cara, se ríe para sus adentros diciendo.- Valla día, quien diría que terminaría así.- Se acerca a la orilla mira aun el cuerpo de Helena desplomado en el asfalto, sonríe y grita.- ¡Haya voy Helena, espérame! Cierra los ojos extiende los brazos, con acto de fe se lanza a una muerte segura, cae a lado derecho de Helena, su brazo extendido alcanza la mano de Helena, se encuentran en orden, una tras otra, la mano de Helena, la de Daniel y entre ellas las cartas. Ya después de la muerte, Daniel se despierta en un desierto bajo una tormenta de arena, difícilmente puede ver a Helena caminar hacia donde el sol se estaba poniendo, Daniel Comienza a gritar, ella no lo escucha, el empieza a luchar contra la tormenta, va tras ella, después de unos minutos la pierde de vista voltea a todos lados, la oscuridad empieza a transformarse en una escena de tranquilidad y horror instantáneo, Daniel voltea de un lado a otro la desesperación lo consume, sigue volteando con la esperanza de encontrar el manto blanco que cubría a su amada Helena, pero es en vano no está, cuando decide rendirse la tierra se estremece y lo hace caer al suelo, cerrando los ojos tirado en el suelo pide por encontrarla. Al abrirlos la luz había regresado a ese infierno desértico en el que se encontraba, donde la tormenta de arena no cesaba, para su felicidad no era un verdadero infierno donde se encontraba porque frente a él ese manto blanco volví a ser visible, ahora Daniel se propuso no perderle de vista, por fin la alcanza la toma por los hombros le da vuelta, diciéndole. Helena por fin te encuentro, Helena te amo, Helena aquí estoy, Helena perdóname.- Confundida y con una vista horrorizada le dice.- ¡Aléjate, eres uno más, ya no quiero sufrir, déjame!- aun mas confundido Daniel la abraza y le dice, yo no soy uno más, Helena vine por ti, al haber encontrado tu carta yo te amo, aquí estoy ahora.- Ella se aparto un poco para observarlo, le dice que lo recuerda, él le contesta que el pasado no importa y le dice que juntos harán un cielo de ese infierno, que juntos terminaran con esa tormenta de arena que no los deja ver.